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ALFA ROMEO

VICTORIA (OTRA) DE VERSTAPPEN: ¿ESTA ERA LA ‘REVOLUCIÓN’ DE LA F1?

Max Verstappen logró en Monza su quinta victoria consecutiva (11 de 16) en este Mundial que iba a ‘igualarse’ y que está siendo un monólogo del neerlandés de Red Bull.

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Max Verstappen Monza
Esta es la ‘vista’ de Verstappen que llevan viendo los pilotos de la F1 desde la cuarta carrera del Mundial

G.P. de Italia. Monza. Parrilla: Leclerc sale desde la pole y Verstappen en séptima posición. Meta: gana Verstappen y Leclerc es segundo. A falta de seis carreras (entre 160 y 166 puntos por disputarse), el actual campeón del mundo le saca ¡116 puntos! al monegasco de Ferrari. Nos vendieron que esta temporada iba a llegar la ‘gran revolución’, que los equipos se iban a igualar, fuese cual fuese su presupuesto, y que la emoción iba a reinar en cada carrera, en cada recta, en cada curva. Por mis trócolas.

Charles Leclerc Carlos Sainz Ferrari Monza
Charles Leclerc y Carlos Sainz, con toques amarillos para celebrar los 75 años de Ferrari

Aunque el inicio del Mundial pareció decir lo contrario (dos victorias de Leclerc en las tres primeras carreras), no se llegó ni a la mitad del campeonato para corroborarse que el único ‘cambio’ en el Mundial era… que Red Bull sucedía a Mercedes como equipo ‘abusón’, si bien esta circunstancia ya empezó a darse el año pasado con el ‘robo’ (según Hamilton) del Mundial de pilotos en la última carrera en Abu Dabi.

Red Bull Monza homenaje a Isabel II
Red Bull es un equipo austriaco, pero fue el que más expresó su pesar por la muerte de Isabel II en Monza

En Monza, Leclerc era poleman, pero ¿qué más da? El monegasco ha salido desde la pole de la parrilla en ocho ocasiones… y solo ha ganado tres carreras, una en las últimas 13. Red Bull, como ya hizo en la época de los cuatro Mundiales de Vettel, ha vuelto a dar una lección, más que de diseño de coche y de motor, de ‘adaptación’ de los mismos según iba avanzando la temporada. Porque si al principio del año Ferrari era superior, Red Bull es ahora infinitamente superior a cualquier otro coche de la parrilla.


Lo de la presunta ‘igualdad’ entre los equipos de Fórmula 1 para este año es una nueva ‘moto’ que nos ha vendido la FIA


Así que, nada, la vida sigue igual. Con el añadido de que Verstappen podría ser ya campeón en la próxima carrera, en Singapur, si gana y Leclerc no pasa de la décima posición. Cuando todavía quedarían cinco carreras por disputarse. Lo dicho, lo de la presunta ‘igualdad’ es una nueva ‘moto’ que nos ha vendido la FIA. Está claro que, mientras no haya una revolución de verdad, en la que se obligue a todos los equipos a contar con el mismo monoplaza, casi siempre habrá un gran equipo que domine muy por encima del resto a sus rivales. Llámese Red Bull, llámese Mercedes o llámese (ya nos extrañaría) Ferrari.

La carrera termina… tras el safety car

La carrera, en resumen, empezó con una soberbia salida de Verstappen, que pasó de la séptima posición de parrilla (por sanción) a la cuarta antes de la primera curva, y que a partir de ahí volvió a demostrar que él es el mejor piloto de largo, y que el Red Bull es ahora el mejor coche (de más largo todavía). Y aunque un abandono de Ricciardo a cinco vueltas del final presagiaba un final muy emocionante al reagruparse los monoplazas detrás del safety car, la chapuza en la retirada del McLaren del australiano nos privó de ello, y la carrera terminó de excursión detrás del coche de seguridad. Un final patético para cerrar los fastos de los 100 años del circuito que más carreras de Fórmula 1 ha celebrado: el mítico trazado de Monza (la tumba de Ayrton Senna).

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Tras el Mercedes de George Russell, líder indiscutible de Mercedes este año, muy por delante del gris Lewis Hamilton, hay que destacar la gran carrera de Carlos Sainz, que tras partir en decimonovena posición, penalizado por el cambio de su motor, logró remontar hasta la cuarta plaza, que podía haberse convertido en podio si los italianos hubieran estado más espabilados a la hora de retirar el McLaren de Ricciardo. Una vez más, al madrileño le tocó remar más que correr, y volvió a quedarse con la mozzarella entre los labios. Menos mal que el 55 de Ferrari ganó en Silverstone, que si no los fantasmas de sábana roja camparían a sus anchas por Maranello.

Y Alonso, pues qué quieren que les diga. Nuevo abandono. Toda esta movida con su casi ex equipo nos hace replantearnos la eterna pregunta: ¿qué hubiera sido de la Fórmula 1 en estos últimos 15 años si Alonso hubiera ‘elegido bien’, o si varios grandes equipos no hubieran tenido tanto miedo a fichar al asturiano? Los intereses deportivos y/o comerciales de unos y otros han enterrado en la historia el que podía haber sido el duelo más épico de la historia del deporte: Alonso-Hamilton.

Todo esto, seamos sinceros, aburre un poquito, la verdad.

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